Las obras de Jairo Aníbal Niño perduraran en el tiempo, no solo su estética es memorable, sus historias fascinantes comprenden los sueños infantiles, los niños se hunden en sus historias y los padres, que recuerdan sus obras con cariño recurren a ellas para el acercamiento con sus hijos. Jairo Aníbal Niño es considerado, después de Rafael Pombo, el autor que mejor interpreto la psicología infantil.
Es una perdida muy grande para la literatura y para el mundo, recuerdo con nostalgia la obra Zoro, que encontraba en todas las bibliotecas de los colegios en que estudie y que leí múltiples veces. Aun ahora este autor me es muy cercano, porque estoy ayudando a montar una de sus obras "Montecalvo",que trata el horror de la guerra.
Este boyacense, quien nació en Moniquirá en 1941, está considerado como uno de los más representativos escritores latinoamericanos de la literatura infantil.
"Millones de niños han leído a Jairo Aníbal Niño porque es una literatura corta y hechizada, en la que no hay narcotráfico ni violencia", dijo el también escritor boyacense Fernando Ayala Poveda.
Manifestó que Jairo Aníbal Niño a lo largo de su vida desarrolló una poética narrativa en torno al bosque.
"Sus héroes siempre encarnaron niños y animales muy específicos. La ternura es el centro de su obra, al igual que el asombro y la memoria", dijo Ayala.
Agregó que el legado de Niño lo heredan, además de él, los escritores colombianos Triunfo Arciniegas, Celso Román y Fanny Buitrago, quienes aprendieron de Jairo Aníbal el lenguaje para llegarles a los niños.
El profesor Rubén Darío Flórez Arcila, docente del Departamento de Lingüística de la Universidad Nacional, afirmó que con su manera de ver las cosas, de nombrarlas y sentirlas, supo conectarse con el corazón de los niños.
El alcalde de Moniquirá, Wilson Rubiano, lamentó la muerte del escritor, de quien dijo que fue un insigne representante de la raza boyacense.
El Mandatario declaró tres días de duelo en la población y ordenó izar la bandera del municipio a media asta.
El gobierno departamental de Boyacá también lamentó la desaparición de Niño y ofreció sus condolencias a la familia del escritor.
Niño, de 69 años, incursionó desde muy joven en las artes plásticas, más exactamente en la pintura. Hizo parte del grupo de pintores La Mancha y después fue actor, director de teatro, titiritero y dramaturgo. Después descubrió en las letras su verdadera vocación.
Jairo Aníbal Niño fue director de la Biblioteca Nacional de Colombia y catedrático de varias universidades del país.
Con su obra Zoro ganó el Premio Enka de Literatura Infantil en 1977.
En el 2008 recibió el Premio Nacional de Literatura de la revista Libros y Letras, por votación de sus lectores.
"La relación del hombre con la divinidad está fundada en el color verde. Boyacá es donde el verde es más
verde y donde más verdes hay, de ahí viene la inclinación de Jairo Aníbal por el bosque, que es el que permite que exista el verde de la naturaleza", dijo Ayala Poveda.Niño escribió cerca de 40 obras, entre estas La alegría de querer, Safari en el rostro (libro de poemas), Puro pueblo, De las alas caracolí, Las bodas de lata o El baile de los arzobispos, El monte calvo, Los inquilinos de la ira, El rescate, El sol subterráneo, El manantial de las fieras y El último asalto.
Algunos de sus textos han sido traducidos al inglés, francés, alemán, portugués, finlandés, eslovaco y chino. Como conferencista y director de talleres desarrollo su trabajo en Colombia, México, Venezuela, España, Costa Rica, Uruguay y Argentina, e igualmente fue catedrático en varias universidades del país y director de la Biblioteca Nacional de Colombia.
Orfeo y la cosmonauta
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El hilo que une estas historias es el amor, la complicidad de la ternura en los personajes traídos por Jairo Aníbal Niño de los mitos a la vida cotidiana. En el territorio de este libro una mitología puede dar origen a otra, gracias a que la fantasía siempre ha existido y siempre existirá. De esta manera, nos encontramos con aviones volando bajo en los potreros donde pasta Pegaso; con pájaros que unen en el tiempo a Homero y a Borges; con el canto de Orfeo a través del grifo del agua, con las invenciones de aparatos aéreos hechos por Hermes a lo largo del tiempo. La búsqueda de la felicidad, constante en los libros de nuestro autor, encuentra en esta ocasión a Pegaso, el caballo alado, y por medio de este hechizo podremos montar en sus lomos para revolotear por las historias que aguardan aquí, impacientes a que los osados lectores se atrevan a volar y queden, como nosotros al final del viaje, llenos de ternura y con una sonrisa en los labios.